
Tuve que soportar tanto, lloré tantas tardes viendo el anochecer, mientras el sol se marchaba triste y se bañaba en el mar. Yo soñé tantas veces verte aparecer por allí en el horizonte, pero cada noche despertaba, y se suicidaban las esperanzas de ver tus ojos inmensos otra vez. Pero cuando me había dormido la vida, cuando se apagó la llama de mi interior, te volviste a pasear por mi corazón, te apareciste sonriéndome y besaste mi mejilla, estabas tan brillante, eras como una estrella. Y yo casi muerto, con mente desquiciada y lejana del mundo, sólo te sonreí y te dije: Te estuve esperando, tengo una vida para ti… Y entonces murió mi corazón por ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario